Hipoacusia y pérdida de audición

Escuchar bien es vivir bien. No espere: un simple examen puede arrojar luz

Sentirse mal es una molestia real, aunque a menudo se subestime. ¿Cuántas veces ha tenido que pedir que le repitan una frase? ¿De no captar bien las palabras en entornos abarrotados, o de tener la sensación de que los demás "hablan bajo"?

En términos médicos, hablamos de pérdida de audición, que es una afección que implica una reducción parcial de la capacidad de oír. Puede aparecer de forma gradual o repentina, afectar a uno o a ambos oídos y presentarse a cualquier edad. Sin embargo, a menudo quienes la padecen tienden a minimizar el problema o a vivir con él en silencio, sintiéndose avergonzados y acabando por aislarse o evitando las conversaciones por miedo a no entender.

Los primeros signos de pérdida de audición se encuentran en la vida cotidiana, cuando uno tiene dificultades para seguir una conversación, sube el volumen de la televisión o percibe las voces como "apagadas" o "distorsionadas". Con el tiempo, estas situaciones, sobre todo en las personas mayores, pueden provocar frustración, aislamiento social e incluso problemas cognitivos.

No hay nada de qué avergonzarse, es una afección que suele ser reversible, por eso es importante consultar a un especialista e investigar las causas. Las más comunes son infecciones recurrentes, exposición a ruidos fuertes, enfermedades del oído, traumatismos o incluso un simple tapón de cerumen.

El otorrinolaringólogo, mediante una evaluación clínica específica y pruebas diagnósticas concretas, como un examen audiométrico, puede identificar la causa del problema y sugerir la mejor línea de actuación.

La prueba audiométrica es una prueba sencilla, no invasiva y completamente indolora que se utiliza para evaluar la capacidad auditiva de una persona, determinando si existe una pérdida de audición (hipoacusia), de qué tipo y con qué grado de severidad.

La prueba audiométrica puede ser tonal o vocal en función del problema expresado por el paciente. En el primer caso, el paciente escucha sonidos enviados a distintas frecuencias a través de unos auriculares y debe señalar (normalmente pulsando un botón o levantando la mano) cuando percibe el sonido, aunque sea muy débil. El resultado es un gráfico denominado audiograma que muestra el umbral de audición de cada oído.

En la prueba del habla, en cambio, el paciente tiene que repetir palabras o sílabas escuchadas a un volumen creciente para comprobar la comprensión del habla, no sólo la percepción del sonido. Aquí se evalúa la calidad auditiva, es decir, lo bien que una persona puede entender las palabras en la vida cotidiana.

Mediante este sencillo examen, el especialista puede diagnosticar realmente cualquier pérdida auditiva y determinar también su tipo (conductiva, neurosensorial o mixta) y puede seguir su evolución a lo largo del tiempo comprobando la eficacia de los tratamientos realizados o de los audífonos prescritos.

Cuando aparece una pérdida auditiva, es importante acudir a un especialista en busca de respuestas. En Life Clinic, su salud auditiva está en las manos expertas del Dr. Nardone que, apoyado por herramientas de diagnóstico de última generación, está preparado para ofrecerle una evaluación precisa y soluciones personalizadas. 

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