La enfermedad venosa crónica (EVC ) es una de las enfermedades vasculares más frecuentes y afecta principalmente a las mujeres en un porcentaje estimado entre el 10% y el 33%. Se trata de una afección caracterizada por una variedad de signos y síntomas clínicos de base inflamatoria y generalmente marcada por una deformación progresiva (remodelación patológica) de las venas periféricas. Esta afección provoca con el tiempo incompetencia valvular y reflujo, con desarrollo de hipertensión venosa superficial ambulatoria.
Las varices (o venas varicosas), que se encuentran entre el 10 y el 33% de las mujeres y entre el 10 y el 20% de los varones adultos, son venas dilatadas de forma permanente y progresiva que estéticamente parecen tortuosas y, desde el punto de vista funcional, en cambio, son incapaces de reconducir la sangre periférica desde los miembros inferiores y redirigirla adecuadamente hacia el corazón.
Esta enfermedad puede provocar desagradables síntomas dolorosos en las piernas, especialmente durante el verano, sensación de pesadez y, en los casos más graves, trombosis, embolia o dermatitis con ulceración de la piel.
La enfermedad varicosa es uno de los trastornos venosos más frecuentes, con casos en el 20-30% de la población adulta en Europa, principalmente en el sexo femenino por razones como la ciclicidad hormonal y los embarazos.
Cuando se padecen estos cuadros de déficit de microcirculación en los miembros inferiores, es fundamental actuar de forma preventiva con el objetivo de lograr un diagnóstico precoz y evitar la aparición de síntomas progresivos que pueden derivar en patologías graves que afectarán a la vida social habitual con repercusiones económicas incluso graves.