Verano y picaduras de insectos

Remedios útiles y cuándo acudir al médico

El verano trae consigo días al aire libre, vacaciones y... picaduras de insectos. Mosquitos, abejas, avispas, tábanos e incluso garrapatas se convierten en inoportunos protagonistas de la estación estival, causando molestias que van desde picores a reacciones alérgicas más graves. Saber cómo tratar adecuadamente una picadura es esencial para evitar complicaciones.

Las picaduras más comunes son las causadas por mosquitos y provocan enrojecimiento, picor y una ligera hinchazón. Suelen ser inofensivas, pero pueden llegar a ser molestas, sobre todo en los niños.

Al estar al aire libre y en los prados también pueden picarnos abejas y avispas, cuya picadura es dolorosa y, como en el caso de los mosquitos, puede provocar hinchazón local, enrojecimiento y, en algunos casos, reacciones alérgicas graves como urticaria difusa, dificultades respiratorias o shock anafiláctico.

Los tábanos, otro insecto típico del verano, en lugar de picar pican. La picadura es muy dolorosa, suele causar una herida visible y hemorragia y, en algunos casos, puede infectarse.

Sin embargo, más difíciles de encontrar son las garrapatas que se adhieren a la piel y pueden permanecer adheridas durante horas. El mayor riesgo en este caso es la transmisión de enfermedades como la de Lyme.

Si le pica un insecto, lo primero que debe hacer es lavar la zona afectada con agua y jabón para evitar infecciones y, si es necesario, utilizar hielo para aliviar la hinchazón y el dolor.

El picor puede combatirse con cremas calmantes a base de antihistamínicos o cortisona y, en cualquier caso, es importante evitar rascarse, ya que puede agravar la irritación o provocar una infección.

Por lo general, las picaduras de insectos no requieren atención médica y las molestias pasan en poco tiempo, pero en casos más graves pueden provocar reacciones alérgicas importantes que causan hinchazón de cara/labios/garganta, dificultad para respirar y mareos.

Otros signos que no hay que subestimar son la hinchazón o el dolor persistentes durante más de 48 horas, el eritema migrans (mancha roja en diana) y signos de infección como pus, calor intenso y fiebre.

En estos casos, es útil la intervención rápida de un especialista, quien, tras evaluar la gravedad de la picadura, puede prescribir medicación y tratar la reacción cutánea es persistente, los casos de reacciones alérgicas graves (especialmente sospecha de alergia a las picaduras de abejas o avispas). Cuando, por el contrario, se sospecha una enfermedad transmitida por garrapatas o insectos en general, es necesario consultar a un infectólogo.

Las picaduras de insectos suelen ser inofensivas, pero no hay que subestimarlas y sigue siendo aconsejable seguir ciertas precauciones para prevenirlas.

De hecho, los repelentes para la piel y el entorno, las mosquiteras y una ropa adecuada que cubra las extremidades superiores e inferiores son eficaces si se frecuentan zonas de riesgo como campamentos o bosques.

Una intervención precoz y específica puede marcar la diferencia, sobre todo si aparecen síntomas anormales.

¿Necesita más información o una consulta rápida?
Póngase en contacto con nosotros

Verano y picaduras de insectos
¿Desea más información? Póngase en contacto con nosotros