El gran calor y la salud: cuando el verano pone en peligro nuestro organismo

Síntomas y remedios de algunas de las dolencias más comunes

Con la llegada del verano y las temperaturas abrasadoras, nuestro organismo se pone a prueba. El gran calor no sólo es molesto: puede ser un verdadero peligro para la salud, sobre todo para determinadas categorías de personas como los ancianos, los niños, las personas con enfermedades crónicas y los trabajadores expuestos al sol.

Entre las dolencias más comunes relacionadas con el calor están las piernas hinchadas, las complicaciones cardiovasculares y los problemas cutáneos. 

1. Piernas hinchadas: el calor empeora la circulación

Las altas temperaturas dilatan los vasos sanguíneos, sobre todo las venas, ralentizando el retorno venoso al corazón. Este fenómeno hace que la sangre se acumule en las extremidades inferiores, provocando hinchazón, pesadez y dolor en las piernas. Quienes ya padecen insuficiencia venosa crónica (como las varices) pueden ver agravados sus síntomas.

Mantener las piernas elevadas siempre que sea posible es uno de los remedios más eficaces, pero también es importante evitar permanecer mucho tiempo de pie o sentado, utilizar medias elásticas de sujeción (por recomendación médica) y beber mucha agua para mejorar la circulación.

2. Cardiopatías: el corazón sometido a estrés

El calor obliga al corazón a trabajar más para mantener una temperatura corporal estable. La vasodilatación, un mecanismo natural para disipar el calor, provoca un descenso de la tensión arterial. Para compensar, el corazón acelera su ritmo, lo que aumenta el riesgo de insuficiencia cardiaca, arritmias e infartos, sobre todo en pacientes cardiacos y ancianos.

Quienes padezcan cardiopatías u otras patologías cardiovasculares deben evitar absolutamente la exposición al sol durante las horas de más calor, seguir escrupulosamente las terapias prescritas, limitar los esfuerzos físicos intensos e hidratarse abundantemente.

3. Piel: entre quemadura solar y dermatitis

La piel es la primera barrera contra el calor, pero también la más expuesta a sus efectos. Una exposición excesiva al sol puede provocar quemaduras e insolaciones, con enrojecimiento, dolor y, en casos graves, fiebre y deshidratación.

También son frecuentes la dermatitis por sudor, sobre todo en los pliegues cutáneos, la irritación por picaduras de insectos y las enfermedades crónicas de la piel, como la rosácea o la psoriasis, que suelen empeorar con el calor.

El principal consejo del dermatólogo es utilizar siempre protección solar y cubrirse con ropa transpirable y de colores claros. También es útil ducharse con frecuencia para eliminar el sudor y las impurezas; evitar perfumes y cosméticos irritantes antes de exponerse al sol.

 

El calor extremo es un fenómeno creciente debido al cambio climático. Cada verano trae consigo olas de calor cada vez más intensas y prolongadas. Protegerse significa ante todo escuchar al cuerpo y adoptar un comportamiento inteligente no subestimando síntomas como cansancio anormal, mareos o latidos irregulares del corazón.

La salud no se va de vacaciones, y el calor no es sólo una cuestión de incomodidad: puede convertirse en una auténtica emergencia sanitaria. Estar informado es el primer paso para mantenerse a salvo.

¿Necesita más información o una consulta rápida?
Póngase en contacto con nosotros

El gran calor y la salud: cuando el verano pone en peligro nuestro organismo
¿Desea más información? Póngase en contacto con nosotros